El sol arrasa con todo.
Desde el comienzo de los tiempos
adjunta a nuestras vidas la vana esperanza
de un nuevo día,
el consuelo del comienzo,
el retorno de la sonrisa a las mañanas,
el trajín del mercado,
la hora del almuerzo del obrero
Llega y se lleva consigo la ignominia
a la que somos sometidos,
condenando a los ojos ávidos de soledad
al más absoluto de los ostracismos,
dándonos lumbre y hielo, y porqué no,
la mano y la espalda al que no quiere ser nada.
El sol arrasa con todo
Recoge todos los “algún día”
y los cose a las barras de los bares,
los vasos llenos esquilman a sorbos
los “ya le llamaré” y las miradas
huecas de tinta apuran el “no pienso volver”.
El retorno de lo inevitable llegará,
y se harán cunetas donde todo eran áridos parajes,
llegarás tú, enamorada mía a la orilla de mi cielo,
llegarás para darme hiel y duelo, para recordarme
que la tormenta precede al desconsuelo,
que no hay mayor derrota que la que uno elige,
que no hay mayor victoria
que dormir
en los halos
de tu pelo.