Volveré a besarte cada mañana si no me devuelves la saliva de labios que no saben a despedida. Se agrietan, descomponen la palabra herida que en mi boca, abreva del pasado, que espera las claras de un nuevo día.
Surgirá la duda que nunca existió, vendrán a cagar las palomas a mi rincón, prenderé fuego a la quimera, que en mis noches me agasajó, mientras dure la desdicha durará tu olor…
Mas tarde que pronto he de marcharme a recoger toda la siembra podrida. Por regar el semillero con mi aliento, por vaciar de raíces el lamento, que emana de la fuente fría. Dame de beber que le encuentre sentido al morir, si la escarcha desescombra el alma, alma de adoquin. Rastrela el dormitar que ha huido del fuego fatuo que prendí, si cala el agua boquea el asno y te vuelvo a oír…
Volveré a ser cardo doblegado en la trocha, a ser canto en el camino. Volveré cuando la tierra que me cubra, sea cómplice del descanso merecido…
