Ella mira como miran los ojos limpios,
a veces ríe y a veces llora, sin consuelo.
Sabe que lo que duele pasará, cómo pasan
esos años de adolescencia incomprensible
sin ideas ni porqués.
Mira lejos, con los pies en el suelo,
y añora lo que se fue y lo que vendrá,
consciente de que el ahora no es más
que un fruto dulce que el tiempo pudre.
No sé borran las plañideras de sus ojeras,
ni el jersey de cuello vuelto, ni la pana,
al igual que el dormir de mis manos
cuando sueñan que la tocan.
Al igual que el cielo nunca olvidará
aquellos ojos, que, de mi mano
suplicaban clemencia a la vida….