Ya que ni olvido ni añoro lo que ya no tengo me pierdo en los bares,
y despojado de culpa escribo entre lineas borracho de sangre. Sé que las cicatrices que adornan mis brazos vendrán a buscarme, y zurcirán el consuelo que teje el anhelo y seca el estambre.
Voy a seguir en la brecha ripiando las claras que trae el nuevo día, asomado a la ventana desgajo las noches donde te perdía. Curando con zumo de arbequina la rama podrida de las encinas, que asoman por el ajimez y me hacen llorar.
Y sudo vinagre, me torno cecina, escuece el sudor y me vuelvo mas cuerdo, este niño muerto se malogra en la esfera del reloj. Y busco tu voz en cada esquina, perdí el conejo detrás de la colina, y si el sombrerero me sopla la vela comienzo a remar.
Y escapo del sol, me ahogo en tu pecho, me cago en los muertos por lo que te hecho, maldita mi suerte que se quedo perdida entre el ajuar. Azoto la noche, desato el pellejo, si vienes conmigo te cuento el secreto, que guarda con celo agarrado a tu pelo la soledad…
