Mira que recogido lo tengo todo, cada cosa en su sitio, pasa sin llamar, te estoy esperando en la habitación de las cuatro puertas y ninguna ventana, allá en el horizonte donde se atisba una pelusa y crece la albahaca.
Se que esperabas algo más de mi, el idealizarme fue un error, tu amor por las cosas inútiles siempre se antepuso a la lógica, y en defraudar tengo la medalla que me colgó la desazón.
Observa cada uno de mis fracasos, mira como orbitan alrededor de la esperanza y no son mas que agujeros negros tratando de hacerse hueco en el pecho. Mira todo lo que he logrado, los premios acumulados que deseché en el vertedero y borboritan al oir tu voz.
Como hago ahora para salvar mi pellejo del juicio de las mirillas, del lastrar de estrellas desde mi ventana, como salgo ileso de las noches que castran mis sueños, de la lava que incendia migrañas…
Espera, no te vayas aún, que los posos de mi desertar fluyen hacia ninguna parte, que a fandango y miel me sabe el llanto de las perreras, que ya descosí el visillo que adornaba tu alacena, que la tos de mi garganta nunca deja de nombrarte…
