Me encargó una tormenta y no supe llorarlo todo, me guardé la lágrima que atenazaban mis pupilas al horizonte, y el remanso de hogazas en el cielo amenazaban con descargar sus miserias sobre mi.
Mira todo lo que he logrado, observa cada uno de mis triunfos colgando de las alcayatas que sostenían la desdicha. Ya nada vale si no es contigo, y las palomas que presagiaban columnas de humo, yacen inertes en el quicio de mis ojeras.
Todo lo luchado quedó en la arqueta, todo lo soñado viste de luto cuando arriba el día, todo lo que perdí avinagra el alma, todo lo que queda, el llanto que sala las sabanas
A tu buzón no llegaran mis letras, arderá todo lo se esperaba de mi como ardió lo que nadie supo ver, lo que nadie quiso ver.
Ve tranquila, quizá el momento de acabar este libro toca a su fin, y no haga falta mas que el prólogo para saber que nunca debí dormirme a mitad de la película, que lo que ya no se nombra, posiblemente nunca quiso existir…
