Quiero

Esta mañana broté de la cama

con la pregunta que desde hace tiempo

carcome los muelles del colchón.

¿Qué quiero?

En primer lugar y ante todo quiero ser

libre. Libre de pensamiento y libre de

opresión.

Quiero mis chanclas en invierno y que

el frio vespertino me recuerde que sigo

vivo.

Quiero el anillo que me regalaron mis

padres y el lazo del vestido de mi hija

que aún conservo atado a mi talega.

Quiero atragantarme al comer y que

mi madre me chille desde la cocina,

quiero el olor a ducados en los

cojines del sofá, quiero también,

llevar la mirada alta, para no perder

de vista los balcones de mis abuelos

y, porque no, las migas de la mesa

que me recuerdan de donde vengo.

Quiero mancharme la camiseta

recién puesta y olvidarmela encima

de los sacos del patio de tío Odón.

Quiero esos paseos donde el destino

eras tú y el camino lo alfombraban

los nogales.

Quiero ser un viejo de barba blanca,

con el rostro ajado por la desdicha,

llenos los brazos de cicatrices y un diario

repleto de gratos recuerdos.

Quiero mi tumba al lado de la tuya,

y la voz suave de mi abuela,

recordándome que a la llegada del sismo

nunca se me caerá la casa encima.

Ante todo quiero ser libre,

y que mis hijas, herederas de un

mundo devastado por la mano del

hombre, recojan las plumas que nunca

surcaron las lindes de

mi cielo…


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