En la calle donde vivo brotan sueños
sin cumplir en las grietas de las aceras.
La luna requisa cada noche los te quiero
que se atrincheran en la almohada y
los escupe en las alcantarillas
Tañen las botellas a la medianoche
como grillos en celo, y el alquitrán que fragua
en las almenas se vuelve cicuta y responso
del abrevar de pezones sin sed.
En los balcones ondean las sábanas
que cubren los cuerpos sin vida de la
rutina, los párpados sedientos de chiribitas,
el barro que se aglutina en la comisura
de los besos, la sinrazón que da la razón
a los excesos
Da igual a la hora que pases, del día que sea.
Pregunta por mi en los bares que fueron testigo
de mi decadencia, del sino de mi porvenir.
Los dedos acusadores lo tienen claro,
En el banco, flanqueado por Argos te espero:
Estoy dispuesto a acabar con tu vida entre
calada y calada, solo con narrar la verdad
de mi castigo…