Cura las horas el yugo que invado,
las lenguas de doble filo saben bien
de lo que hablo.
Se fueron por la ventana la escardilla
y la hoz, martilleando el tintineo que
resuena en el desván.
El trillo fue mi jergón horneando la
culpa que asumo, me daba el cobijo
que ahogué en algún cenagal.
Maté a la mula que tiraba del carro
del ego, me enseñó a apretar los
dientes y volar al zorzal, herede
una zoleta mugrienta y el cántaro
en la fuente, trasegó por siempre
al caño para no regresar.
La estrella de mis noches cayo
en la talega que quema y enfría
los aperos que fueron rencor
que no engancha el ancla en mis
mares de trigo, la quilla de mi frente
se desprendió,
ya no cantan las cigüeñas la melodía
de las tardes muertas,
la chopera embridó el otoño que
en mi pecho creció…
👏👏
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