Fuimos la zarza que cubría el pretil
que acorazaba el sino de nuestra cuna,
nuestra estirpe perdió los papeles
mientras abrevaban en el redil,
el linaje de la cigarra emigro a la luna,
cuando la hormiga en su ansia viva
prescindió de su abril
Florecían los cardos inertes en
la acequia adosada a nuestra sien,
y los párpados adormecidos
supuraban la inquina que aniñaba
nuestra piel
Que sabre yo, que solo soy boceto
de lo que se esperaba de mí,
que hago de las ilusiones barreños
repletos de hollín.
Seremos tres de cal y cuatro de arena,
la escarcha que recubre el caldero
colmado de pena.
Seré por vosotros rabieta a la cintura
ceñida, el cucar de ojos miopes
que pueblan mirillas…