Iré a buscarte, y todo será como antes.
Antes de que me hiciera ascua,
y mi ombligo fuera el centro
de la llaga de mi propio ego,
del temblor que habita almohadas.
Nunca supe pedir perdón,
a la cara del que no me mira
Nunca supe del perecer de las agujas del reloj,
nunca supe enlatarme en el caer
de otros párpados,
ni cruzar mis miedos
a la otra orilla.
De procesiones tengo el pecho lleno
y un enjambre
por bandera.
Las cien disculpas que no merezco
y un mar de lava
que escalda mis venas.
Moriré y dejaré vacíos los cajones, y el rosal,
tan huérfano de padre será mentor del
ostracismo que yo mismo veneraba.
Iré a buscarte y por fin,
todo será como antes…